Profesional en Filosofía de la U. del Rosario, con especialización en Bioética, y maestría en Comunicación de la Pontificia U. Javeriana; máster en Comunicación Política de la Fundación Ortega y Gasset y PhD en humanidades por la U. Carlos III de Madrid, ha publicado textos de filosofía como: Sufrimiento que no sufre en la ética del Maestro Eckhart (Dike, 2007), Los saberes de la felicidad (Uc3m, 2015) y La evocación de la felicidad (Ortiz’o, 2023). También los poemarios Meditaciones (Valparaíso, 2020), Vestigios (Común Presencia, 2021) y Calicles (Poesía eres tú, 2021), cuentos como Felicidad usurpada (Revista Literariedad, 2021), Una honesta sustitución (Revista Monolito), Si se sueña mal, se desea el mal (Revista Katabasis, 2022), Faustino (Revista Baquiana, 2022) y La viuda y el soldado (Revista Cronopio, 2022), además de numerosos artículos académicos. Se ha desempeñado como catedrático y asesor de instituciones estatales en temas relacionados con la ética y los derechos humanos y dirige talleres sobre la felicidad.

Nací el 29 de diciembre de 1969, en Bucaramanga, Colombia. Desde muy niño resido en la capital, Bogotá. Con Diana, mi pareja, tenemos un hijo, Jacobo, que es un gran lector. Nos gusta inventar y actuar historias y situaciones divertidas.

Mi padre fue un empresario muy disciplinado, por lo que gocé de una infancia cómoda en el sentido de tener acceso a la cultura y al mundo. Mi madre estuvo muy dedicada a su familia, y disfrutamos de su cuidado y gran habilidad para la cocina.

En nuestra casa había un estudio modesto con algunas colecciones de obras literarias, enciclopedias y libros del momento, que se convirtió en mi refugio y lugar de juegos, junto con un jardín de rosas en el que se hacían asados y uno que otro partido de fútbol. Quedaba cerca de una cancha de baloncesto, otras de tenis y una academia de taekwondo, por lo que pasaba horas practicando deportes.

Recuerdo con cariño las horas que de adolescente dediqué al skateboard, y más maduro, me dominó la encantadora compulsión de comprar poesía, cuentos y algunas novelas. En la Universidad estudié filosofía, bioética y comunicación. Para entonces me interesaba por el estudio del desasimiento y otras técnicas para sobrellevar el sufrimiento según filósofos y místicos como Meister Eckhart. Después, investigué sobre la expresión, la imagen y la abstracción del sufrimiento en los medios de comunicación, las artes y las ciencias de la salud.

Más adelante, trabajando en instituciones estatales, me dediqué más a las ciencias sociales. Durante mi paso por el Departamento de Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid, comencé a leer sobre los conceptos de la felicidad, el tema de mi tesis doctoral. En adelante, me volví más un lector de biblioteca. Ahora último me encanta leer, de manera crítica, psicología. De ahí que mis escritos tengan un estilo bastante particular, al contrastar los diferentes supuestos de tales disciplinas.      

Me encanta tertuliar en mi casa, leer cuentos con unos vinitos, el cine y trotar. Vacacionar en una playa del caribe me hace feliz. Me gusta imaginar y tomar nota de situaciones enmarañadas a partir de lo que intuyo, observo y percibo.

Tengo un carácter reservado, soy bastante introvertido; pero a veces, por el contrario, me entrego muy fácil a una conversación con alguien que me llama la atención.

Encuentro un placer particular en abordar personas desconocidas y tratar de sonsacarles su manera de sentir y pensar en pocos minutos. Tengo algo de Dr Jeky y Mr Hyde. Aunque me siento bastante tímido e inseguro, el tipo callado de las reuniones, también puedo resultar descomplicado, alegre, generoso, desinhibido y algo atrevido sin medirme en lo que digo.

Veo lo que nadie advierte y anticipo los problemas. Acierto los vencedores de alguna competencia e intuyo lo que va a suceder. Siempre me digo, como un adivino o brujo: sabía que iba a pasar.

Si me interesa, soy capaz de entregarme al trabajo de corrido varios días, sin detenerme, sumergido por completo en la lectura y la escritura. Ahora, me dedico por completo a mi hijo y a mi pareja, pero alguna semana al año me fugo a trotar en la playa y a escribir lo que surja del momento.  

No decidí ser escritor. Más que habérmelo propuesto, escribir se dio de manera paulatina; algo ligado a la lectura, primero, tal vez como le ocurre a todo el mundo, a partir de la expresión emocional y la recopilación de impresiones y pensamientos.

Poco a poco, en un segundo momento, me volqué hacia una escritura más elaborada y concentrada en el contenido. Mi poesía tiene un estilo muy filosófico. En cambio, mis escritos filosóficos no carecen de giros líricos y juegos con el lenguaje. Creo que escribo a raíz de inquietudes y de una especie de afán o sentimiento de angustia.

En cuanto a mis autores favoritos, le guardo mucho aprecio a las obras de Yukio Mishima, Albert Camus, Virgina Woolff, Émile Zola, y otros novelistas clásicos de la modernidad y principios del siglo XX, por su riqueza expresiva y la profundidad de lo que tratan.

Gilles Deleuze ha influido en mi manera de escribir y pensar, al privilegiar la acción y el verbo, de manera que se evita un tono personal. Privilegio un ensamble singular de todo tipo de elementos que puedan hacer soportable la vida. En poesía, me marcó la tradición española desde los romanceros, hasta entrado el siglo XX, y, por supuesto, la poesía latinoamericana. En filosofía, me detengo en los textos de la antigüedad, y la modernidad. La filosofía contemporánea la paso saltándome párrafos enteros, y hasta confieso que me aburre. Leo muchas colecciones de cuentos.

Mi obra favorita es el El libro del consuelo divino, de Meister Eckhart.

De mis obras, Felicidad de Antaño es mi preferida, por su contenido cargado de literatura, filosofía, mística, incluso de erotismo y pensamientos diferentes al común. Tiene un estilo que ofrece riqueza de sentidos, sensaciones y conceptos.  

Mi obra oscila entre la variación y juego con escritos clásicos, la crítica de lugares comunes del pensamiento, y ocurrencias propias. Aunque juego con la forma de expresión, privilegio el contenido, y la ambigüedad en el sentido, de modo que dé qué pensar. Combino lo narrativo, lo lírico y lo dramático, con un toque de filosofía. En particular, mi poesía evita el adorno con figuras retóricas sin justificación, aunque trastoco un tanto el orden usual de la oración, sin caer en exageraciones. Algunas veces se aprecia un ligero estilo gótico, pero muy sobrio. 

Una cita de un autor que me gusta: Cuam primum rapienda tibi est occasio prona, ne rursus quaeras iam quae neglexeris ante: «Aprovecha en el acto la ocasión favorable: no desees más tarde lo que antes desechaste», de Marco Porcio Catón.

Actualmente me encuentro revisando Sentir occiduo, un poemario muy de mi línea poética en la que superpongo aportes propios derivados de máximas de filosofía griega antigua y experiencias personales.

También trabajo en un poemario que reúne síntesis de pasajes literarios y que especula en torno al amor, muy en la línea de Felicidad de antaño. A ratos trabajo en poesía a modo de collage que publico en Instagram, más por recreación. De ahí, resultan poemas raros e interesantes tras combinar frases a medias de poetas, lo que altera y enriquece el sentido.  

En cuanto a mi forma de ver el mundo, cada día me vuelvo más escéptico, en cuanto desconfío de las personas, de los intereses sociales o políticos, y del valor de la proliferación de obras y espectáculos culturales. Antes creía que el desprendimiento interior ayudaba a sobrellevar el dolor al alterar la textura de los sentimientos, incluso a partir de la aceptación cristiana, en favor de la alegría, y a pesar de las circunstancias. Hoy me inclino más por entregarme a las sensaciones y placeres del momento, sin esperanza en un mañana o en un más allá.

La psicología de la autoestima, el culto a amor propio y la superación de sí, me causan escozor, en particular, estas recuperaciones e interpretaciones actuales del estoicismo. Procuro una vida lo más sencilla posible, entregado a los afectos de las personas cercanas que me quieren de verdad, y al cariño bien correspondido, sin otra preocupación que la del momento.

No creo en la vida después de la muerte, ni en un yo o alma personal, y menos que sobreviva tras la muerte. Por lo mismo, considero una banalidad desperdiciar la vida en injusticias, violencias y competencias, por querer alguien imponerse o acumular riquezas. Sin embargo, no respeto el socialismo ni cualquier forma política o social que se imponga a la libertad de cada persona singular. Creo que no hay que mendigar a Dios, y que la divinidad se experimenta en el servicio, el trabajo productivo y la entrega a quien requiere de nuestra ayuda.   

Mi proyecto más inmediato es publicar una Historia de la felicidad, escribir unos cuentos eróticos que plantean problemas morales, y sacar adelante los poemarios que tengo por publicar.

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